“Il trovatore” en el Teatro Colón : Hacer del canto interpretación

En versión semi-montada, la ópera de Verdi contó con la impactante interpretación de Anna Netrebko, acompañada de un gran elenco | Por Ernesto Castagnino


Anna Netrebko (Leonora) en el cuarto acto de Il trovatore, Teatro Colón, 2023

IL TROVATORE, ópera en cuatro actos de Giuseppe Verdi. Función del martes 15 de agosto de 2023 en el Teatro Colón. Versión semi-montada. Dirección musical: Giacomo Sagripanti. Puesta en espacio: Marina Mora. Concepto escénico: Gabriel Caputo. Iluminación: Rubén Conde. Elenco: Fabián Veloz (Conde de Luna), Anna Netrebko (Leonora), Yusif Eyvazov (Manrico), Olesya Petrova (Azucena), Fernando Radó (Ferrando), María Belén Rivarola (Inés), Santiago Martínez (Ruiz), Sergio Wamba (Un gitano), Cristian Taleb (Un mensajero). Orquesta y Coro Estables del Teatro Colón. Director de Coro Estable: Miguel Martínez.

Il trovatore —estrenada en Roma en 1853— se ubica en el período medio de la producción verdiana. Liberado de los contratos del primer período que él bautizó como anni di galera (años de esclavitud) —en los que debía responder a los plazos impuestos por los teatros y apenas podía incidir en la elección de los argumentos—, Giuseppe Verdi emprendió una progresiva reforma de los moldes del primer romanticismo. De las tres óperas más importantes de este período —Rigoletto, La traviata e Il trovatore— esta última podría considerarse la más convencional en términos musicales y argumentales. Sin embargo, se pueden señalar algunas innovaciones interesantes.

Si bien la trama es típicamente romántica —el amor imposible entre un héroe y una dama desvalida— la introducción del personaje de la gitana Azucena con su sed de venganza es un paso hacia un mayor realismo y un desborde pasional que el primer romanticismo no admitía. Entre otras cosas, Verdi prescinde de la obligada obertura y abre la acción con una breve introducción orquestal. Sabemos también, por la correspondencia entre ambos, que pidió —sin éxito— al libretista Salvatore Cammarano no comenzar la ópera con un coro. Profundizó, finalmente, en la pulverización de la estructura “recitativo-aria-cabaletta” intercalando breves diálogos entre una sección y la otra para quitarle la impronta de número cerrado.

El libreto tiene como fuente El trovador, drama caballeresco en cinco jornadas de Antonio García Gutiérrez publicado en 1836 y ambientado en la guerra civil en Aragón entre los partidarios de Jaime de Urgel y los del rey Fernando I de Aragón, también llamado Fernando de Antequera, en el siglo XV. Cammarano dejó en segundo plano la trama política y se centró en el aspecto humano: por un lado, la trágica historia de una venganza y, por el otro, el amor imposible por cuestiones de clase. El tema español aparece —además de en esta obra— en otras tres óperas verdianas: Ernani (1844), inspirada en la obra homónima de Victor Hugo, La forza del destino (1862), basada en la tragedia Don Álvaro o la fuerza del sino de Ángel de Saavedra, duque de Rivas y Don Carlo (1867), a partir del drama de Schiller, Dom Karlos, Infant von Spanien.

 
Fabián Veloz (Conde de Luna) y Anna Netrebko (Leonora) en el cuarto acto de Il trovatore, Teatro Colón, 2023

Se trata de una partitura que plantea considerables exigencias a los cuatro protagonistas, lo que llevó a Arturo Toscanini a responder sarcásticamente cuando le solicitaron su opinión sobre la posibilidad de montar esta ópera: “es fácil —dijo— basta con reunir a los cuatro mejores cantantes del mundo”. Si no los cuatro mejores, en esta oportunidad contamos con excelentes voces verdianas y, sin lugar a dudas, la soprano de mayor relevancia en la escena lírica actual. Anna Netrebko debutó en el escenario del Teatro Colón en 2018 con un recital de arias y dúos, regresando en 2022 para protagonizar Tosca. En su tercer encuentro con el público argentino, la soprano rusa mostró, como nunca en las veces anteriores, el material del que está hecha. Su afinidad con el repertorio verdiano es incuestionable, por lo que su retrato de la heroína resultó tan completo que despertó una ovación unánime al finalizar. Con un sólido registro grave, ancho centro y una extraordinaria franja aguda, el instrumento de Netrebko dio en esta ocasión lo mejor de sí. Su dominio del legato, las medias voces y la coloratura casi belcantista que Verdi impone a la soprano, está fuera de discusión; pero quizás lo más atractivo de la soprano rusa es la ausencia de esfuerzo, la naturalidad con la que su interpretación fluye desde la primera a la última nota que emite.

Es una pena que entre las condiciones que su calidad de diva le permiten imponer, esté la contratación de su marido como tenor en las óperas que canta. Yusif Eyvazov posee una capacidad interpretativa limitada a unos pocos gestos y escasos matices vocales. Como ocurrió con su Cavaradossi el año pasado, su timbre fue ganando algo de calidez luego de un estentóreo primer acto, pero su Manrico se limitó a cantar forte y a repetir algunos de los tics propios de los tenores del pasado. Con Azucena, Verdi inauguró una galería de grandes roles para mezzosoprano a las que lleva al límite de sus posibilidades. La rusa Olesya Petrova —en lugar de la anunciada Anita Rachvelishvili— hizo honor a esa estirpe de grandes mezzos verdianas con una voz de poderoso centro que se expandía con facilidad hacia el grave y el agudo. Cada aparición de Petrova resultó un verdadero deleite y el impulso irrefrenable de venganza de la gitana filicida arrasó implacable y estremecedor.

La presencia del barítono Fabián Veloz era otra de las garantías de que las cosas saldrían bien y no defraudó. Su interpretación del Conde de Luna transmitió el laberinto emocional de celos, rivalidad política y amor desairado que sufre este personaje a lo largo del drama. La presencia escénica de Veloz es magnética y en su gran escena del acto segundo “Tutto è deserto… Il balen del suo sorriso… Per me l’ora fatale” desplegó su capacidad de alternar pasajes líricos con otros de fuerte dramatismo para coronar uno de los puntos más altos de la velada. El bajo Fernando Radó ofreció una excelente y expresiva interpretación de “Di due figli vivea padre beato”, la narración de los hechos pasados con la que se abre la ópera, narración que explicará el accionar de los protagonistas en el drama.

 
Fabián Veloz (Conde de Luna) y Olesya Petrova (Azucena) en el tercer acto de Il trovatore, Teatro Colón, 2023

La dirección orquestal del italiano Giacomo Sagripanti mantuvo el nervio dramático y acompañó con pericia a los cantantes sin proponer ninguna lectura personal. Salvo algún traspié, llevó adelante las difíciles escenas concertantes que abundan en esta ópera. La Orquesta Estable del Teatro Colón respondió con el nivel habitual y el Coro Estable tuvo su momento de lucimiento con el coro de los gitanos que abre el acto segundo. La puesta en espacio no ofreció nada fuera de lo convencional y los atrapasueños, tanto proyectados como tridimensionales, aportaron apenas un marco decorativo.

Será difícil superar, lo que resta de la temporada lírica, el nivel vocal reunido para este Trovatore. La técnica y destreza vocales se aprecian siempre, pero cuando están acompañadas de la capacidad de interpretar emociones, se ovaciona. Y eso es lo que el público hizo, rubricando su relación de afecto con la artista rusa que, esperemos, depare próximos y fructíferos encuentros.

Ernesto Castagnino
ecastagnino@tiempodemusica.com.ar
Agosto 2023

 

Imágenes gentileza Teatro Colón / Fotografías de Máximo Parpagnoli y Arnaldo Colombaroli
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