Bruno de Sá y Alessandro de Marchi en el Teatro Colón : La voz, más allá del género

En su debut en el escenario del Colón, el cantante brasileño ofreció, junto al director Alessandro de Marchi, un concierto piezas barrocas y arias de personajes femeninos cantadas por castrati del siglo XVIII | Por Ernesto Castagnino

Recital de BRUNO DE SÁ, contratenor y ALESSANDRO DE MARCHI, director. Concierto del Ciclo Barroco realizado el lunes 6 de noviembre de 2023 en el Teatro Colón. Arias y obras instrumentales de Vivaldi, Corelli, Arena, Porpora, Cocchi, Hasse, Latilla, Broschi y Piccini. Ensamble barroco.

La voz es un instrumento que puede moldearse y desarrollarse. La voz lírica es el resultado de años de estudio y técnicas del control de la respiración y la musculatura que interviene en la emisión del sonido. Mucho antes del surgimiento de lo que actualmente identificamos con la voz del tenor —un sonido heroico y viril— y antes de que Gilbert Duprez emitiera el primer “Do de pecho” cantando Guillermo Tell de Rossini en 1831, las escuelas de canto imponían agilidad y flexibilidad a la voz masculina aguda combinando los registros de pecho y de cabeza. También se ha escrito profusamente acerca del castrato, figura central del barroco, que dominó la escena lírica durante los siglos XVII y XVIII hasta que comenzó a cuestionarse la práctica inhumana que requería. En paralelo y, en parte como reacción a ello, se desarrollaban técnicas para crear voces masculinas agudas sin necesidad de intervenciones quirúrgicas brutales. Así surgieron —en las postrimerías del siglo XVIII— el tenore contraltino en Italia, el haute contre en Francia y el counter-tenor en Inglaterra, con un prodigioso manejo del falsete.

La anatomía encierra potencialidades que pueden desarrollarse, como también ciertos límites imposibles de franquear. El arte de ir tensando esos límites es precisamente la técnica vocal que un cantante adquiere y desarrolla sobre el material que posee. Por eso, más allá de las clasificaciones, cada voz es un fenómeno único e irrepetible que deja siempre algo por fuera de cualquier nomenclatura. En las últimas décadas la voz de contratenor fue ocupando un lugar cada vez más destacado en la lírica, asumiendo roles del repertorio barroco, pero también algunos creados para mezzosoprano, como Cherubino en Las bodas de Figaro de Mozart o Stéphano en Roméo et Juliette de Gounod. Hay incluso obras creadas en el siglo XX para la voz de contratenor como la ópera Akhnaten de Philip Glass y El sueño de una noche de verano de Benjamin Britten. Pero incluso dentro de los contratenores no todo es tan homogéneo. Si bien la gran mayoría presenta un timbre similar al de la mezzosoprano o contralto, en los llamados sopranistas —capaces de alcanzar la tesitura aguda de la voz de soprano— además de la técnica vocal, se encuentra muchas veces alguna particular condición anatómica o endocrinológica que facilita el desarrollo de esa cualidad.


Bruno de Sá y Alessandro De Marchi, junto al ensamble barroco, Teatro Colón, 2023

En su debut argentino, el joven sopranista Bruno de Sá presentó un conjunto de arias barrocas, de las menos conocidas, que forman parte de su primer emprendimiento discográfico: Roma travestita. En 1588, el papa Sixto V, mediante un edicto, prohibió a la mujer cantar en los teatros de los estados vaticanos, lo que obligó a los cantantes varones asumir roles femeninos, adoptándose para éstos la expresión francesa “rol en travesti”, como se los conoce en la jerga teatral. En su primer CD, el cantante brasileño recupera parte de esa tradición con arias cantadas por castrati personificando mujeres. El juego de ambigüedades se extiende a lo visual ya que de Sá se presenta con una estética queer, rompiendo la división binaria de los géneros.

En la primera parte, dos arias de la ópera Giustino (1724) de Antonio Vivaldi creadas para los castrati Giacinto Fontana “il Farfallino” y Girolamo Bartoluzzi “il Reggiano”, que interpretaron los roles de Arianna y Leocasta. “Pero noi soave e bella” de la primera y “Senza l’amato ben” de la segunda, fueron una buena forma de romper el hielo. Siguió “Di che sogno, o che deliro”, una breve y juguetona arietta que canta la protagonista de Griselda (1721) de Domenico Scarlatti. Tras ella, “Del sen gl’ardori nessun mi vanti”, creada para el castrato Giovanni Tedeschi que interpretó a Deidamia, la amante de Aquiles en Achille in Sciro (1738) de Giuseppe Arena. La primera parte cerró con “Vorresti a me sul ciglio” cantado por Giuditta en la ópera Carlo il Calvo (1738) de Nicola Porpora, cuando siente que su hijo, el personaje del título, se encuentra amenazado. Con estas cinco arias de Sá abarcó un interesante abanico de emociones: la vanidad, la ternura, el furor, la pasión amorosa. Su dominio de la técnica es soberbio lo que le posibilita exquisitos pianissimi, notas picadas y un desborde de coloratura en los da capo.

La segunda parte se abrió con el aria di sentimento “Timida pastorella” que canta la protagonista de Adelaide (1743) de Gioacchino Cocchi en la que exhibió una intensa expresividad con un acompañamiento instrumental sutil y delicado. Le siguió “Non mi chiamar crudele” de Cajo Fabricio (1732) de Johann Adolf Hasse, aria di bravura destinada al personaje de Sestia (interpretado en el estreno por el castrato Angelo Maria Monticelli) y que de Sá cantó con brío. Le siguió “Vanne barbaro alle selve” de Romolo (1739) de Gaetano Latilla donde exhibió el dominio del legato y culminó con otra aria di bravura “Furie di donna irata” de La buona figliola de Niccolò Piccini. La marquesa Lucinda invoca a las furias por su amor contrariado desplegando una voluptuosa coloratura en esta aria creada para el castrato Gaspero Savoj en 1760.


Bruno de Sá y Alessandro De Marchi, junto al ensamble barroco, Teatro Colón, 2023

Intercaladas entre las arias, las piezas instrumentales permitieron un gran lucimiento al ensamble de músicos argentinos liderados por Alessandro De Marchi: el Concerto “Per la notte di Natale” de Arcangelo Corelli y las sinfonías (oberturas) de Bajazet y Tito Manlio (Vivaldi), Cleofide (Hasse) y Merope (Broschi), consiguiendo en las dos últimas un sonido más robusto y homogéneo. Como bises, Bruno de Sá nos sumergió en dos típicas arias barrocas que evocan el mar agitado como metáfora de las emociones humanas. Ofreció, primero, una gran interpretación de “Siam navi all’onde algenti” de L’Olimpiade de Antonio Vivaldi y produjo un deslumbrante cierre con “Son qual nave” de la ópera Artaserse de Riccardo Broschi, hermano del castrato Farinelli, para quien compuso esta pieza de gran lucimiento vocal en 1734.

Ernesto Castagnino
ecastagnino@tiempodemusica.com.ar
Noviembre 2023


Para agendar
El Ciclo Barroco del Teatro Colón continuará el lunes 27 de noviembre con la presentación de Cappella Mediterranea, dirigida por Leonardo García Alarcón, en el programa Pecados capitales con escenas de óperas de Claudio Monteverdi. Localidades en venta en www.teatrocolon.org.ar También de manera presencial en la boletería del Teatro Colón (Tucumán 1171) de lunes a sábados de 09:00 a 20:00 horas y domingos de 09:00 a 17:00 horas.

Imágenes gentileza Teatro Colón / Fotografías de Arnaldo Colombaroli
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