En una temporada signada por la crisis económica y los recortes presupuestarios, el Teatro Colón rindió homenaje a Puccini en el centenario de su muerte con una apuesta segura en la ya probada versión escénica de Roberto Oswald | Por Ernesto Castagnino
TURANDOT, ópera en tres actos con música de Giacomo Puccini. Función del martes 21 de mayo de 2024 en el Teatro Colón. Dirección musical: Carlos Vieu. Idea original, concepción escénica y escenografía: Roberto Oswald (†). Director de escena repositor y diseño de vestuario: Aníbal Lápiz. Repositor de escenografía: Cristian Prego. Iluminación: Ariel Conde. Reparto: Veronika Dzhioeva (Turandot), Marcelo Puente (Calaf), Jaquelina Livieri (Liù), Lucas Debevec Mayer (Timur), Gabriel Renaud (Emperador Altoum), Omar Carrión (Ping), Darío Schmunck (Pang), Carlos Ullán (Pong), Luciano Garay (Un mandarín), Duilio Smiriglia (El Príncipe de Persia), Analía Sánchez, Cintia Velázquez (Dos doncellas). Orquesta y Coro Estables del Teatro Colón. Director del Coro Estable: Miguel Martínez. Coro de Niños del Teatro Colón. Directora: Helena Cánepa.
El exotismo oriental —ya
presente en Madama Butterfly (1904)—
es el recurso dramático-musical dominante en Turandot, la última ópera
compuesta por Giacomo Puccini. La
partitura rebosa de motivos orientales y elementos pentatónicos con los que
traza la pintura de una China “a la italiana”, priorizando el desarrollo de la
acción que fluye sin pausa hasta la apoteosis final. En esta obra, Puccini profundiza al máximo el
entramado de voces, masas corales y orquestales concertadas con resultados
ciertamente espectaculares.
En el marco de una
China legendaria y misteriosa, el compositor introduce una variante interesante
en la estructura clásica, ya que la villana —aunque al final se transforma— es
la protagonista mientras que la heroína, la esclava Liù, es su antagonista.
Para acentuar el contraste, Puccini
adjudica a la princesa Turandot una vocalidad de soprano dramática mientras que
la dulce esclava Liù es un rol para soprano lírica. En medio de ambas está el
esperable tenor —en este caso heroico— que rechaza a Liù encandilado por la
belleza de Turandot. Este giro, respecto de la disposición habitual, crea un
efecto interesante por su originalidad, aunque la resolución del clímax
dramático que supone la muerte de Liù, seguida de un dueto amoroso, resulta
siempre un tanto desconcertante.
El misterio de la feminidad, que Freud llamó ese dark continent, se expresa en esta trama con precisión casi clínica. “Mai nessun m’avrà” (Nadie podrá poseerme) grita sin pudor la gélida princesa, cuya virginidad preserva cortando la cabeza de todo aquel que la convierta en objeto de deseo. Como la Esfinge tebana, Turandot propone a cada pretendiente tres enigmas que deberá resolver para hacerla su esposa y no ser decapitado. Calaf será el héroe capaz de resolver los enigmas y conquistar decididamente ese oscuro continente.
Como homenaje por el centenario de la muerte de Giacomo Puccini, el Teatro Colón ha programado su última ópera con una reposición de la conocida producción de Roberto Oswald estrenada hace ya 31 años. A pesar de los años transcurridos, la puesta de Oswald conserva su atractivo y evidencia el talento que el régisseur argentino —fallecido en 2013— poseía para plasmar magistralmente las escenas de gran espectacularidad. Sin embargo, la principal razón para esta cuarta reposición de la producción oswaldiana (1993/4, 2006, 2019 y 2024) hay que buscarla en los recortes presupuestarios que afectan al teatro y limitan la posibilidad de encarar nuevas producciones esta temporada.
La batuta de Carlos Vieu es una garantía de
excelencia en este repertorio y esta ocasión no fue la excepción. El director
argentino logró imprimir fluidez y teatralidad, articulando con maestría la
compleja ensambladura entre la orquesta, las masas corales y los solistas. El
balance, en una partitura plagada de avasallantes momentos orquestales con
percusión y metales a la cabeza, cuidó a las voces solistas para que no se
perdieran en el conjunto.
La soprano suroseta Veronika Dzhioeva cuenta con buenos medios para el difícil rol protagónico. Algunos agudos tirantes no empañaron una actuación que logró transmitir la crueldad de la princesa de hielo y su transformación en mujer enamorada en los minutos finales. Se esperaba una mayor gama de matices actorales en el tenor Marcelo Puente, que cumplió vocalmente con un rol de gran empuje y su pasaje solista “Nessun dorma” recibió un caluroso aplauso.
El punto más alto del elenco se encontró en la soprano argentina Jaquelina Livieri, cuya interpretación de la esclava Liù superó a la que había brindado en 2019. Aportando una amplia paleta de colores vocales, consiguió expresar la ternura y fragilidad en su primera aria (“Signore, ascolta”) dando paso a la determinación y fuerza heroica de su sacrificio por amor en la segunda (“Tu, che di gel sei cinta”). Las medias voces, los pianissimi, el legato… todo estuvo en su lugar.
Completaban el elenco Lucas Debevec Mayer eficaz en el rol de Timur, Gabriel Renaud como el Emperador Altoum, Omar Carrión, Darío Schmunck y Carlos Ullán personificaron a los tres ministros Ping, Pang y Pong, Luciano Garay en el rol del mandarín, Duilio Smiriglia como el decapitado príncipe de Persia, Analía Sánchez y Cintia Velázquez como las doncellas de la princesa Turandot. La Orquesta Estable respondió con la eficiencia habitual a la batuta de Vieu, mientras que el Coro Estable y el Coro de Niños lograron momentos de gran dramatismo en las escenas concertantes.
Con
este marco se realizó el necesario homenaje a uno de los más geniales
compositores de ópera con su obra póstuma en una puesta escénica quizá
demasiado revisitada y en una muy buena versión musical.
Ernesto
Castagnino
ecastagnino@tiempodemusica.com.ar
Mayo
2024
Imágenes
gentileza Teatro Colón / Fotografías de Arnaldo Colombaroli
Seguinos
en www.x.com/TdMargentina y www.facebook.com/tiempodemusica.argentina
__________
Espacio
de Opinión y Debate
Estuviste
en esta ópera, ¿cuál es tu opinión? ¿Coincidís con este artículo? ¿Qué te
pareció? Dejanos tu punto de vista aquí. Hagamos de Tiempo de Música un espacio para
debatir.
Cincido en todo, quizàs una Turandit con una voz un tanto metàlica , pero difìcil rol, bien actuado--creo que fuè digna puesta--
ResponderBorrar