En versión de concierto la temporada lírica ofreció una de las cimas del belcanto con el protagonismo de la soprano Jessica Pratt | Por Ernesto Castagnino
I PURITANI, ópera en tres actos de Vincenzo Bellini. Función del jueves 18 de septiembre de 2025 en el Teatro Colón. Versión de concierto. Dirección musical: Maurizio Benini. Elenco: Jessica Pratt (Elvira), Francesco Demuro (Lord Arturo Talbo), Germán Alcántara (Sir Riccardo Forth), Riccardo Fassi (Sir Giorgio Valton), Hernán Iturralde (Lord Gualtiero Valton), Gastón Oliveira Weckesser (Sir Bruno Robertson), María Luisa Merino Ronda (Enrichetta di Francia). Coro Estable del Teatro Colón, dirección: Miguel Martínez. Orquesta Estable del Teatro Colón.
«Ya elegí el argumento de la nueva ópera de París: se sitúa en la época de Cromwell luego de que éste hiciera decapitar a Carlos I de Inglaterra… Estoy entusiasmado con el tema, me resulta inspirador y el martes, a más tardar, comienzo a componer, esperando que el poeta (el conde Pepoli de Bologna) me provea algunos versos», escribió Vincenzo Bellini a su tío Francesco Ferlitto el 11 de abril de 1834. El argumento al que refiere lo había provisto una pieza teatral estrenada el año anterior con el título Têtes rondes et cavaliers de Jacques-François Ancelot y Xavier Boniface Saintine, que pone en escena un drama amoroso en el contexto de la turbulenta guerra civil que terminó con la decapitación de Carlos I.
Tras rechazar ofrecimientos de la Ópera de París y la Opéra-Comique para componer óperas en francés, Bellini aceptó la propuesta del Théâtre Italien que dirigía Gioachino Rossini trasladándose a París. Quedaba por resolver la cuestión del libretista ya que su distanciamiento con Felice Romani, colaborador durante seis años y siete óperas, parecía irreversible. Surgió entonces el nombre de Carlo Pepoli, político, poeta y periodista italiano exiliado en París debido a su actividad política en contra de la dominación austríaca en Italia. A pesar de su talento como poeta —Rossini y el propio Bellini compusieron música para algunos de sus sonetos— Pepoli no poseía experiencia teatral, por lo que el proceso de creación del libreto no fue sencillo y llevó a Bellini a jurar que nunca más compondría otra ópera sin la colaboración de Felice Romani. Juramento que, lamentablemente, no pudo cumplirse debido a la muerte del compositor. En enero de 1835 se estrena con gran éxito, con el extraordinario número de 17 repeticiones y ocho meses más tarde el compositor de 33 años moría a causa de una afección intestinal.

Francesco Demuro (Arturo) y Jessica Pratt (Elvira) en la versión de concierto de I puritani, Teatro Colón, 2025
El movimiento romántico tuvo predilección por las historias ambientadas en Inglaterra o Escocia y la cantidad de óperas de este período sobre reinas inglesas o ambientadas en ese país es enorme. La historia de la muchacha contrariada por amor que enloquece es un tópico casi infaltable en la producción belcantista y esta obra no es la excepción. El músico contó para el estreno con el mejor reparto de cantantes que pudiera reunirse: la soprano Giulia Grisi en el papel de Elvira (para ella Bellini había creado el rol de Adalgisa en Norma y Donizetti el de Norina en Don Pasquale). Junto a ella cantaron el tenor Giovanni Battista Rubini en el rol de Arturo, el barítono Antonio Tamburini como Riccardo y el bajo Luigi Lablache encarnó a Giorgio.
Esta ópera presenta dificultades vocales considerables para los cuatro roles protagónicos y por esa razón su programación siempre es un acontecimiento que genera expectativas. Tratándose de una versión en concierto el foco se concentra fundamentalmente en el rendimiento vocal y, en esta oportunidad, dichas expectativas se cumplieron en parte. El protagonismo estuvo a cargo de Jessica Pratt, soprano nacida en Inglaterra pero crecida en Australia donde fue descubierta por Gianluigi Gelmetti que la invitó a terminar su formación en Italia. Abordó la desafiante partitura con seguro y natural fraseo, introduciendo los matices necesarios para recorrer el acotado pero intenso arco del personaje desde la despreocupada alegría del acto primero a los torbellinos emocionales de los actos siguientes. Bellini no ahorró en ornamentos vocales para el personaje de Elvira: rápidas escalas ascendentes y descendentes, staccati, picchettati, trinos, sobreagudos, y Pratt mostró un dominio de la coloratura prodigioso. Su presencia escénica es innegable y, a pesar de tratarse de una versión de concierto, su capacidad expresiva se evidenció en una nutrida paleta de colores vocales.
A su lado, el tenor Francesco
Demuro no dejó un grato recuerdo. Anunció estar indispuesto, pero decidió
cantar de todos modos, lo que, a la luz de los resultados, quizás no fue la
mejor idea. Ojalá tenga la oportunidad de revancha en un futuro ya que nada
demasiado bueno salió de esta experiencia. Germán
Alcántara desplegó una voz poderosa y ricamente timbrada para dar vida a
Riccardo, el rival amoroso. El barítono argentino desbordó en ímpetu y celos en
sus primeras intervenciones, abriéndose con seguridad el camino hacia uno de
los momentos centrales y más esperados de la ópera: el dúo con el bajo que
ocupa gran parte del acto segundo (“Il rival salvar tu dèi”). Riccardo Fassi, como el afectuoso tío
de Elvira, desplegó toda la grave nobiltà del personaje y se llevó, en
el segmento ya mencionado una gran ovación junto a Alcántara.
Completaban el elenco Hernán Iturralde como Gualtiero, padre de Elvira, María Luisa Merino Ronda como la reina Enriqueta de Francia y Gastón Olivera Weckesser como Bruno Robertson, amigo de Riccardo Forth. El Coro Estable, que tiene una participación central en el drama, tuvo un desempeño ejemplar.
La dirección musical de Maurizio Benini permitió apreciar la etérea melodía belliniana que, en esta obra, desborda en emotividad y pasionalidad. A diferencia del antecesor Rossini, en Bellini la separación entre números solistas y conjuntos deja de ser nítida, la búsqueda ya no es el equilibrio y la simetría sino las inesperadas variaciones e inflexiones que la melodía puede tomar cuando se la deja seguir su camino. Benini conoce en profundidad esta música y eso se transmite en su dirección siempre certera y segura.
Ernesto Castagnino
ecastagnino@tiempodemusica.com.ar
Septiembre 2025
Coloratura y sensibilidad
Días antes del estreno de I puritani, el 7 de septiembre pasado, la soprano anglo-australiana Jessica Pratt ofreció, junto al pianista Kamal Khan, un recital de canciones de cámara y arias en el marco del ciclo Grandes Intérpretes. El despliegue vocal que puede lograrse en un recital transitando diferentes compositores y estilos permite entrever las capacidades vocales, pero también las afinidades musicales que cada cantante posee.
En la primera parte, una serie de Lieder de Richard Strauss ofreció una cualidad
lírica y claridad de emisión muy prometedoras que se coronó con el aria de
Zerbinetta de Ariadne auf Naxos con
el despliegue de coloratura que Pratt acometió con seguridad y soltura.
Siguieron dos canciones de cámara de Vincenzo
Bellini y cerró la primera sección
la escena de locura de su ópera La
sonnambula: “Oh! Se una volta sola… Ah, non credea mirarti… Ah! non giunge”,
con la cual vislumbramos su dominio del belcanto italiano, no solo en cuanto a
ornamentación vocal sino en cuanto a sensibilidad interpretativa.
La segunda parte abrió con dos piezas de la chanson francesa de fines del diecinueve: “Villanelle” de Eva dell’Acqua y “Chère nuit” de Alfred Bachelet, delicadas y bellamente sobrias. La temperatura volvió a ascender con la pirotecnia vocal de “Les oiseaux dans la charmille” de Los cuentos de Hoffmann de Jacques Offenbach. A pesar de los compulsivos aplausos del público en medio de la pieza, Pratt demostró su capacidad histriónica dando vida a la muñeca offenbachiana. Dos bellas canciones del compositor norteamericano Ned Rorem, ofrecieron la oportunidad de transmitir profundidad poética mientras que el brillante final nos trajo a la Cunegunde de Candide de Leonard Bernstein con su desenfadada aria “Glitter and be gay” que la soprano vertió en forma extraordinaria, mostrando sus dotes actorales. El pianista Kamal Khan acompañó con gran destreza y tuvo a su cargo dos piezas solistas: la Barcarola Op. 60 de Frédéric Chopin y la Barcarolle n°1 de Ned Rorem.
Como respuesta a la interminable ovación, la soprano ofreció tres bises: el aria “Ah tardai troppo… O luce di quest’anima” de Linda de Chamounix (Donizetti), las variaciones Proch “Deh, torna mio bene” con sus infinitas y empalagosas coloraturas y “Casta diva” de Norma (Bellini). El pianista ofreció una pieza de Isaac Albéniz, el Tango en Re Op. 165 n° 2 con arreglo de Godowsky.
EC
Para agendar
La temporada lírica del Teatro Colón continuará el 28 de octubre con seis funciones de la
ópera Salome de Richard Strauss. La
dirección musical estará a cargo de Philippe
Auguin y la dirección escénica de
Bárbara Lluch. Se alternarán en los roles protagónicos Ricarda Merbeth y Carla
Filipcic Holm (Salomé), Egils Siliņš
y Hernán Iturralde (Juan el
Bautista), Norbert Ernst y Enrique Folger (Herodes), Nancy Fabiola Herrera y Adriana Mastrángelo (Herodías).
Entradas en venta en www.teatrocolon.org.ar
o en la boletería (Tucumán 1171).
Fotografías de Juanjo Bruzza, gentileza Teatro
Colón
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